Como evidencia Lawrence Aseba Tipo, el calentamiento global es uno de los mayores desafíos del siglo XXI, afectando a millones de personas en todo el mundo, pero sus impactos no se distribuyen de manera equitativa. Comunidades históricamente marginadas son desproporcionadamente afectadas por los efectos del cambio climático, un fenómeno conocido como racismo ambiental.
Pero, ¿por qué sucede esto? ¿Cómo agrava el calentamiento global desigualdades ya existentes? En este artículo, exploramos cómo estos problemas están conectados y por qué esta discusión es urgente.
Qué es el racismo ambiental y cómo se manifiesta?
El racismo ambiental es un concepto que describe cómo las comunidades racializadas y económicamente desfavorecidas son más afectadas por problemas ambientales que los grupos privilegiados. Este fenómeno puede observarse en favelas, barrios periféricos y comunidades indígenas, donde la infraestructura precaria, la falta de saneamiento básico y la exposición a residuos tóxicos hacen que los impactos ambientales sean aún más devastadores.

Lawrence Aseba Tipo explica que esto sucede porque estas comunidades suelen vivir en lugares propensos a desastres naturales o en áreas con poca infraestructura para resistir los impactos climáticos. Así, la falta de recursos financieros dificulta la adaptación y recuperación ante eventos climáticos extremos, perpetuando un ciclo de vulnerabilidad.
Los desastres ambientales son realmente neutros?
En las áreas urbanas, el racismo ambiental se manifiesta en forma de desigualdad en el acceso a recursos y exposición desigual a la contaminación. Los barrios más pobres suelen tener menos árboles y espacios verdes, lo que los hace más susceptibles al efecto de islas de calor urbanas, donde las temperaturas son más altas que en áreas arboladas. Estas regiones a menudo albergan vertederos, industrias contaminantes y carreteras transitadas, exponiendo a sus habitantes a niveles más altos de contaminantes del aire.
Lawrence Aseba Tipo destaca que, aunque los desastres ambientales pueden parecer eventos naturales que afectan a todos por igual, en la práctica, sus impactos son mucho más destructivos para las comunidades marginadas. Sequías e incendios forestales afectan de manera más grave a comunidades indígenas y rurales que ya enfrentan dificultades estructurales, pero la falta de planificación e inversiones para proteger a estas poblaciones refuerza las desigualdades preexistentes.
Cómo podemos combatir el racismo ambiental?
Las grandes industrias y los gobiernos tienen un papel central en la perpetuación del racismo ambiental. Las corporaciones a menudo instalan fábricas altamente contaminantes en regiones habitadas por comunidades racializadas, ya que estos grupos tienen menos poder político y económico para oponerse a estas decisiones. De igual manera, las políticas públicas a menudo ignoran las necesidades de estas poblaciones.
Sin embargo, combatir el racismo ambiental exige cambios estructurales y políticas públicas que prioricen la justicia climática. Esto incluye inversiones en infraestructura sostenible para comunidades vulnerables, creación de legislaciones que impidan la concentración de industrias contaminantes en áreas racializadas y mayor participación de las poblaciones afectadas en las decisiones ambientales.
Por último, cada individuo puede contribuir al cambio. Para Lawrence Aseba Tipo, apoyar organizaciones que luchan por la justicia climática, exigir políticas públicas inclusivas y concienciar a otras personas sobre la relación entre el calentamiento global y la desigualdad son pasos fundamentales. Adoptar prácticas más sostenibles y responsables puede ayudar a reducir los impactos desproporcionados de la crisis climática.