En la lógica común del mercado, toda pausa en el crecimiento parece una señal de problemas.
Pero, según Robson Gimenes Pontes, especialista en estructuración y escalabilidad, algunas de las decisiones más inteligentes en negocios en expansión no están en acelerar — sino en detenerse.
“Hay momentos en que la mejor decisión no es crecer más, sino sostener mejor. Consolidar. Resolver. Y solo después seguir con más fuerza”, afirma.
Robson defiende que las empresas que maduran son precisamente aquellas que no temen interrumpir ciclos de crecimiento cuando perciben que la base necesita refuerzo.
En su trabajo, ayuda a negocios medianos y grandes a diagnosticar los puntos de fragilidad que surgen justamente durante la escalada:
atención al cliente estresada, logística al límite, procesos operativos desestandarizados, y — lo más peligroso — márgenes que caen incluso cuando los ingresos suben.
“Escalar con problemas no es crecimiento. Es acelerar el desgaste”, advierte.
Por eso, implementa junto con las lideranzas un modelo que llama “puntos de control de expansión” — ciclos revisables, con hitos técnicos y operativos que, al ser alcanzados o superados, indican la necesidad de una pausa estratégica.
Entre los motivos más comunes que justifican una desaceleración intencional, se encuentran:
– Necesidad de reestructurar procesos internos para soportar volumen con calidad;
– Reevaluación del margen real frente al margen estimado en nuevos canales o productos;
– Demanda de estandarizar la experiencia del cliente, que se pierde en operaciones replicadas demasiado rápido;
– Ajustes en la estructura del capital de trabajo, que se vio presionada por el ritmo de expansión.
Robson señala que, al contrario de lo que muchos piensan, pausar estratégicamente no genera pérdida de reputación — genera solidez.
“Los inversionistas serios prefieren una empresa que crece con responsabilidad que una que avanza a toda costa y después tiene que recortar todo para sobrevivir.”
Esa lógica también fortalece la cultura interna.
Cuando el equipo percibe que la empresa está dispuesta a detenerse para hacer mejor las cosas, el sentido de confianza y compromiso crece.
“No es una señal de debilidad. Es una señal de liderazgo técnico maduro. Pausar para consolidar es un movimiento de empresas que quieren durar — y no solo impresionar.”
Autor: Elphida Pherys