Los migrantes en disputa entre Venezuela, Estados Unidos y El Salvador están en el centro de una controversia internacional en 2025. Según Univision Noticias del 24 de marzo, el gobierno venezolano contrató a un equipo de abogados en El Salvador para buscar la liberación de 238 ciudadanos deportados desde EE.UU. Estos migrantes en disputa fueron enviados al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), una megacárcel salvadoreña, tras ser acusados por la administración Trump de pertenecer al Tren de Aragua. La acción legal, liderada por el abogado Francisco Ortega, incluye un recurso de habeas corpus ante la Corte Suprema de El Salvador. Venezuela denuncia un secuestro masivo y promete luchar por sus ciudadanos. Es un caso que mezcla política, derechos humanos y tensiones globales.
La raíz de los migrantes en disputa comenzó el 16 de marzo, cuando EE.UU. deportó a cientos de venezolanos invocando la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798. Esta norma, usada por última vez en la Segunda Guerra Mundial, permitió a Trump clasificar a los migrantes en disputa como amenazas a la seguridad nacional sin pruebas públicas. El Salvador, bajo un acuerdo con Washington, aceptó recibirlos a cambio de 6 millones de dólares por un año de custodia. Las imágenes de los deportados encadenados en el Cecot desataron críticas inmediatas. Familiares y abogados insisten en que muchos no tienen vínculos criminales. La falta de transparencia aviva el conflicto.
El gobierno de Nicolás Maduro puso a los migrantes en disputa en el foco de su agenda. A través del negociador Jorge Rodríguez, Venezuela contrató no solo a Ortega en El Salvador, sino también a despachos de abogados en EE.UU. especializados en inmigración. El objetivo es doble: liberar a los detenidos y desafiar legalmente las deportaciones. Los migrantes en disputa son presentados por Caracas como víctimas de una política xenófoba de Trump. Rodríguez calificó el traslado como un acto ilegal y anunció planes para llevar el caso a instancias internacionales. La retórica venezolana busca apoyo regional contra lo que llama una violación masiva de derechos.
Francisco Ortega, al frente de la defensa de los migrantes en disputa, presentó el recurso de habeas corpus el 24 de marzo. Representa directamente a familiares de 30 de los detenidos, pero busca beneficiar a los 238 por efecto extensivo. Argumenta que los migrantes en disputa no cometieron delitos en El Salvador y que su reclusión carece de base legal en el país. El Cecot, diseñado para pandilleros, es criticado por condiciones extremas y falta de acceso a defensa. Ortega exige una lista oficial de los presos, algo que ni EE.UU. ni El Salvador han proporcionado. La Corte Suprema salvadoreña tiene ahora la palabra.
Los migrantes en disputa enfrentan un limbo jurídico y humano en el Cecot. Videos oficiales muestran a los venezolanos esposados y obligados a agacharse al llegar, tratados como criminales de alto riesgo. EE.UU. sostiene que son miembros del Tren de Aragua, pero no ha presentado pruebas individuales. Familiares, como los del Comité de Venezolanos Detenidos en El Salvador, rechazan las acusaciones y piden investigaciones caso por caso. Los migrantes en disputa incluyen a personas como Franco Caraballo, un barbero sin antecedentes, según su esposa. La incertidumbre sobre su destino crece cada día.
El Salvador, bajo Nayib Bukele, juega un papel clave en la saga de los migrantes en disputa. El acuerdo con EE.UU. refuerza su imagen de aliado duro contra el crimen, pero también atrae críticas por lucrarse con deportaciones cuestionadas. Bukele defiende la recepción de los migrantes en disputa como un favor a Washington, a un costo bajo para El Salvador y alto para los deportados. Organizaciones de derechos humanos alertan sobre abusos en el Cecot, donde los presos carecen de derechos básicos. La postura salvadoreña complica la presión legal de Venezuela. El país se mantiene firme en su rol.
La reacción internacional a los migrantes en disputa pone a prueba las relaciones hemisféricas. Venezuela llama a la CELAC y a la ONU a condenar las deportaciones, mientras EE.UU. y El Salvador justifican la medida como una lucha contra el crimen transnacional. Los migrantes en disputa se han convertido en un símbolo de las tensiones migratorias y políticas en la región. Expertos legales en EE.UU. cuestionan la validez de la Ley de 1798 en tiempos de paz, sugiriendo posibles demandas contra Trump. El caso podría escalar a tribunales internacionales si no hay avances locales. La batalla apenas comienza.
En resumen, los migrantes en disputa son mucho más que un grupo de deportados; son el epicentro de un choque entre soberanía, justicia y poder. La lucha legal de Venezuela por liberarlos del Cecot enfrenta obstáculos en El Salvador y EE.UU., donde intereses políticos pesan tanto como los derechos humanos. Los migrantes en disputa esperan una resolución mientras el mundo observa. Para sus familias, cada día es una carrera contra la incertidumbre. Este episodio marca un precedente en la migración forzada moderna. La pregunta es: ¿quién cederá primero?
Autor: Elphida Pherys
Fuente: Assessoria de Comunicação da Saftec Digital